En el riesgo está el gusto. Los
directores de cine hoy, se diferencian por su capacidad imaginativa y el
atrevimiento a probar con expectativas cuyo desafío supere con creces otros
parámetros más técnicos como bien pudieran ser la propia realización artística
o el desarrollo del relato interpretativo en una sucesión de encuadres. “About
Time” es un claro ejemplo de cómo el riesgo se alaba, pero no bajo la mirada
del conformismo crítico, sino desde el plano del agradecimiento hacia un
producto original. Una cinta que camina por la comedia, con gags británicos,
unos que enganchan y otros no tanto; transita por el campo de lo romántico (sin
empalagar), para llevarnos al escenario de lo dramático y todo ello con el
aditivo de un elemento propio del suspense: los viajes en el tiempo. Un filme
peculiar que por querer ser insólito se queda a medio camino de todo, con unas
interpretaciones carismáticas y emotivas. Una historia de vida en la gran
pantalla que relega a un segundo plano el matiz de ciencia ficción que ofrece.
Un riesgo, aunque con eso, por momentos, no basta.
Tim es un joven de 21 años que
descubre por su padre el gran secreto: los varones de la familia tienen la
habilidad de viajar en el tiempo. Un don para cambiar su propia historia pasada.
Cuando Tim abandone el hogar y comience a ver la vida con otros ojos, conocerá
a Mary, a quien intentará conquistar por todos los medios y para ello, su
cualidad será fundamental aunque aprenderá a valorar a sus seres queridos y
ayudarles cuando lo necesiten gracias a dicho don. Sin consecuencias, tan sólo
las que él mismo decida comprometer.
Richard Curtis se pone manos a la
obra y vuelve al género que le dio a conocer gracias a “Love Actually”. De
entrada ha tomado dos decisiones que marcan una línea de separación entre ambos
filmes. Por un lado el elenco no es tan grandilocuente ni exagerado como en
aquella primera ocasión (pasamos a un grupo de cinco a seis actores
prescindiendo de relatos paralelos con varios involucrados) y por otro, los
elementos de comicidad aprenden a convivir con la emotividad por empatía, esto
es, gracias al relato de una historia de vida con todos los instantes o
momentos que a cualquier ser humano pudieran acontecer a lo largo de su camino.
Con un sello determinado desde el
comienzo, Curtis decide ofrecer un producto con algún detalle de comicidad
británica (un humor muy raudo y sagaz aunque se recrea en la reiteración y
puede llegar a producir aburrimiento) y dosis de romanticismo, en una narración
que añade la ciencia ficción de pleno cuando se revela al personaje principal
la cualidad que posee de viajar en el tiempo, pudiendo repetir y alterar de su
pasado todo aquello que él decida. La forma en que este elemento se introduce
en el metraje da que pensar que el director no hace sino revelar en clave de
sorna el mismo. Mientras la ciencia ficción, en lo que a viajes en el tiempo se
refiere, se estremece en los efectos especiales y cae en la cuenta de su
perfección solitaria; "About time" lo presenta de un modo secundario, y aunque
sea importante en la trama, no llega a relativizar todo cuanto está a su
alrededor. Lo importante es la vida, sus detalles, los momentos que los
personajes viven y comparten, no así la posibilidad de cambiarlos. Es un modo
brusco (incluso en las formas en cómo el protagonista se desplaza en el tiempo.
Descúbranlo y juzguen) de presentar algo que el suspense plantea de un modo
serio y esquemático.
Un riesgo de la dirección que
puede sorprender al espectador, aunque más lo es proponer varias líneas de
argumento, diferentes géneros a la vez. Cerrar la caja. Sacudir y esperar a ver
qué se obtiene de la mezcla. El resultado, un producto en tierra de nadie, que
ni ofrece comedia, ni suspense, que relega la ciencia ficción y cuyo humor y
romanticismo se apoderan de la composición sin dominarla del todo por completo.
En este planteamiento, lo eficaz
es pensar que los momentos de indulgencia crítica vienen protagonizados o por
los intérpretes o por el guión. Exactamente sucede así. Lo cierto es que el
guión no origina dudas y se muestra eficaz. Quizás se agradece que no haya
giros pesados o que, viendo el escenario, el final no sea el recurso manido y
clásico del bucle del personaje que lo vuelve a empezar todo desde el comienzo,
como en una rueda sin fin de la que el espectador ya conoce todas sus imágenes.
Entre las mejores secuencias que depara el guión tenemos que destacar una cita
romántica a ciegas en un restaurante. Ya lo verán.
En relación a los intérpretes,
destacaremos el trabajo del joven Domhnall Gleeson, quien da vida al protagonista.
Con sus gestos cómplices la credibilidad se convierte en su fiel aliado al poco
de comenzar la cinta. Sus risas y miradas audaces y nerviosas son un nexo que
el público comparte sin problemas. Rachel McAdams, en el rol de Mary, está
excesivamente dulce así como inocente, aunque le es suficiente para salir
airosa. Bill Nighy (con quien Curtis vuelve a contar por tercera vez) es de lo
mejor de la cinta, con una interpretación a ratos cómica (no del calibre de
“Love Actually”), a ratos dramática (responsable principal de un final con
alguna que otra lágrima que se escapará). Penduleante, como el resto de la
película.
La banda sonora es un ejemplo de
cómo la cinta persigue el melodrama, a lo mejor sin quererlo, debido al
parpadeo perpetuo y la indiferencia por una línea argumental concreta. Unas
notas que salpican las escenas de emotividad y sentimentalismo. Un compañero
perfecto para musicalizar una vida.
En definitiva, Curtis construye
una vida y la muestra al espectador con el asombro de lo adorable y lo
inocente, jugando con la dulzura y dejándose llevar por el carisma de sus
intérpretes, en donde lo verdaderamente importante, como en cualquier ser
humano, es el desarrollo de la vida misma, la edificación de un mañana fuerte y
feliz, el futuro por el que cada uno lucha y anhela, a pesar de los dolores que
haya por el viaje y las miradas que obligan a recordar y a olvidar las
cicatrices pasadas. ¿Viajes en el tiempo? Donde esté la vida, que se quite la
posibilidad de cambiarla.
• Desarrollo argumental: 75
• Guión: 70
• Interpretación: 84
• OST: 80