3/24/2014

La magia y la ternura devuelven a Disney a la primera línea de la animación

En un año cinematográfico plagado de decepciones, en lo que a la animación se refiere, “Frozen” supone el recoveco necesario para incidir en el  pensamiento de que éste es un género que de veras merece la pena. Con una historia común, de todos sabida, con unos personajes manidos e incluso estereotipados en algunos casos puntuales y con un desarrollo del metraje del todo previsible, se emprende un camino que sin embargo, sorprende y atrapa desde el principio haciendo partícipe al espectador de la aventura del reino helado de Arendelle y especialmente de las hermanas Elsa y Anna. Una historia musical que impulsa a Disney a la primera fila después de muchos años.

Durante los últimos 25 años si hay una compañía en el mundo que haya monopolizado el mercado de la animación cinematográfica esa es Pixar, sin lugar a dudas. Sus proyectos consolidaron una industria y una forma de hacer las películas en donde ya no importaban o las formas o el contenido, sino ambas. Historias del mundo real relatadas a través de personajes dispares, marionetas de sueños que eran mucho más humanas de lo que habían sido hasta entonces. Por ello Pixar encontró un calado en el público que la otra gran compañía, Disney Pictures, había perdido hacía mucho tiempo. La animación de décadas atrás, con productos como “Tarzán” o “Pocahontas” dejó paso a una generación perdida y auspiciada por los éxitos de su máximo rival en el mercado.

Toy Story”, el producto estrella de la Pixar, se convirtió en el punto de inflexión de la animación, una referencia para la Disney. No obstante, con desearlo no basta. Eso debieron pensar los ejecutivos de la compañía, quienes tras dejar de lado los dibujos en detrimento de franquicias que se corrompen cada vez más, como “Pirates of the Caribbean”, decidieron hacer suya la máxima: “Si no puedes con el enemigo, mejor únete a él”. En este caso, el “únete” significó la absorción empresarial. A pesar de que se garantizó la independencia de ambos estudios en la elaboración de los diferentes proyectos, Disney tenía claro que el espejo de Pixar era la mueca perfecta para volver a sus orígenes, aquéllos que habían quedado sepultados por completo. De esta forma llegó el resurgir de la productora de la mano de “Enredados” en 2010, curiosamente una de las pocas veces en que el protagonista de la cinta era una mujer. Al fin y al cabo y afortunadamente, la renovación era en todos los sentidos. Ya era hora de romper los viejos moldes.

Ahora, le llega el turno a “Frozen”, una película que no tiene el soporte de trabajo técnico y texturizado tan profundo como las de Pixar, algo que se aprecia en la elaboración de los animales (como en el reno Sven o los caballos en su forma de galopar) o la flexibilidad exagerada de los personajes del filme, pero que recupera a la mujer como eje central y le dota a la historia de un componente sentimental más propio de las películas de Pixar, véase “Up”. Un acierto de pleno. Aunque el verdadero éxito de “Frozen” es su naturaleza musical. Letras y musicalidad pegadizas como pasajeras que invitan a los espectadores a subirse a bordo. Ni falta hace decir que el billete lo acabas comprando a las primeras de cambio. Probablemente desde “La Bella y la BestiaDisney no había hecho un producto musical tan sublime.

La historia relata las andanzas de dos hermanas en el reino de Arendelle. La mayor, Elsa, una maga, quien en realidad posee poderes invernales, que no ha aprendido a contener su magia y se ve obligada a vivir escondida de la sociedad para no causar daño a nadie. La pequeña, Anna, de lo mejor de la película, con un espíritu juvenil y afable que intenta cada día recuperar el tiempo perdido con su hermana. No obstante, el día de la coronación de Elsa, afloran sus mágicos poderes y desencadena sin pretenderlo una maldición que sume a todo el reino en un invierno permanente. Anna, con la ayuda del rudo Christoff y su reno Sven deberán buscar a Elsa en la montaña helada y convencerla para que les ayude a deshacer la maldición. Por el camino, no existirán reparos en cambiar el guion, e incluso dar forma a un villano que en principio no lo parecía tanto. No desvelamos más.



Es cierto que durante la primera media hora, la película se hace agradable por la ternura del comienzo y el desarrollo eficaz de la trama después, sin embargo, la actualidad de la animación pasa por algún personaje cómico, del todo estereotipado que haga reír a los más jóvenes. No podía faltar aquí también. El muñeco de nieve Olaff, hará las delicias de los pequeños e incluso sacará alguna sonrisa a los mayores, pero acabará cansando con sus ganas de causar sorna. Un fallo lo tiene un guardia, como se suele decir.

Cabe recordar que estas películas es especialmente recomendable verlas en su versión original, una forma más certera de graduar la calidad del doblaje y acercarnos a la credibilidad de los personajes. La estrella musical, Idina Menzel, está sencillamente espectacular interpretando la voz de Elsa. El momento de la canción ganadora del Oscar, “Let it go”, es lo mejor del filme. Por su parte, Kristen Bell dota de una simpatía encantadora a la joven Anna.

Por todas estas razones, “Frozen” es una cinta que está destinada a acercar ternura y entretenimiento a partes iguales, tanto a pequeños como a mayores. Las cifras la respaldan entre las 15 más taquilleras de la historia, señal de que Disney no tardará en hacer la secuela. Esperemos que tengan la paciencia que no tuvieron con otras franquicias.

Lo que es innegable es que ya ha pasado a ingresar la gruesa nómina de los clásicos de Disney y eso, son palabras mayores.

• Desarrollo argumental: 89
• Guión: 85
• Interpretación: 99
• OST: 100
• Efectos especiales: 100