8/10/2014

Una revisión deshumanizadora y realista del Capitán más famoso de Marvel

Últimamente los superhéroes inundan la pantalla del cine entre cabriolas y un nutrido y eficaz surtido de efectos visuales y sonoros que dejan boquiabierto al personal. No obstante y a pesar de que lo habitual es plegarse ante el criterio voraz de las productoras y una taquilla destrozada por completo entre la industria Marveliana, que ya sale a sus dos o tres películas por año, la venidera “saga completa” que prepara DC, más unas cuantas adaptaciones posteriores que están por venir; lo cierto es que cada con más tiento los directores encargados de enfundarse las mallas del guión son claros conocedores de las historietas gráficas. Sólo así se explica el respeto en la narración y la capacidad de dotar al héroe de una psicología que dista ya mucho de las películas del mismo perfil pero de hace una década. Probablemente Christopher Nolan y su revisión del Caballero Oscuro tenga mucho que ver en esa profundización. “Captain America: The Winter Soldier” es una entrega más mundana, mucho más humanizadora y con una trama que acopla a la perfección la línea temporal de los acontecimientos de películas anteriores, como “The Avengers”. Por lo demás, todo un artificio visual que sobrecoge por su magnanimidad y se aproxima a merecer la catalogación de mejor película de Marvel hasta la fecha.

Los acontecimientos que se cuentan en esta cinta ocurren tras los sucesos acaecidos en Nueva York, tras el enfrentamiento entre los alienígenas y los Vengadores. Steve Rogers, alias el Capitán América, vive intentando integrarse en el mundo actual, sin embargo, su calma se verá alterada cuando se destape una trama oculta dentro de S.H.I.E.L.D. y es que al parecer desde hace años, dentro del corazón de la organización hay seguidores de HYDRA que han conseguido tomar el mando en ciertos departamentos, a la espera de la mejor oportunidad para vencer al enemigo desde dentro. Momento que ya ha llegado.

La cinta depara gratas sorpresas como la unión al tándem Viuda Negra-Capitán, de un tercer elemento hacia mitad de metraje como es el personaje del Halcón. Las escenas de persecución y de efecto visual son todo un ejemplo de ejecución de este tipo de género, ofrece una dosis de entretenimiento difícil de superar incluso por películas similares de la compañía. Es cierto que aunque en un inicio se exalta la figura del Capitán, su condición sobrehumana y sus capacidades para ser el mejor en lo que hace; al final acabará sangrando y salvando su vida de milagro. Algo que humaniza el factor deshumanizado y que acerca más al espectador al producto que se le propone.

Una vez más, Chris Evans se enfunda el traje del Capitán en la dualidad de un personaje que tampoco tiene tanto que ofrecer como para etiquetar su intervención fílmica de brillante. Digamos que sus músculos salvan el paso. Otra cosa es Samuel L. Jackson, quien vuelve a interpretar a Fury. Sus gestualizaciones y devaneos entre el intento de interpretar y de aportar algo al personaje se difuminan en un vacuo ensayo por querer destacar y quedarse a medio camino de todo. No obstante aun así, los directores Anthony Russo y Joe Russo se anotan un acierto más, pues hacia el minuto 20 de película no le volveremos a ver más… o tal vez sí… mejor que lo descubran por ustedes mismos.

La lógica de una película de superhéroes queda destrozada por completo cuando al introducir al antagonista al que da nombre la cinta, el público cae en la cuenta de que se trata del viejo amigo de correrías durante la Segunda Guerra Mundial del Capitán: Bucky Barnes, ahora conocido como el Soldado de Invierno. Se echa de menos una explicación más certera acerca de lo sucedido con Bucky después de caer del tren en marcha en la primera entrega. Algo que sin duda será objeto de tratamiento en la tercera entrega que está fechada para 2016.



A pesar de esa falta de información, el antagonista que la película consigue construir está muy a la altura del Capitán, tanto es así que Loky y sus alzamientos de bastón se nos quedan pequeños al lado de la inteligencia y la fortaleza del brazo de hierro del Soldado. Desde la perspectiva complementaria al elenco, podríamos destacar un nuevo intento de Scarlett Johansson de merecer una película aparte con el personaje de la Viuda Negra. Pareciera un insulto que todos hayan tenido su propio filme y que ella tenga que aparecer siempre “arrimada” a alguno de los buques insignia de la Marvel. Ya va siendo hora. 

Por último, como sorpresa interesante aunque del todo deslavazada nos encontraremos por el largometraje con un Robert Redford con pintas de ejecutivo trazando planes malévolos e interpretando a la contrapartida del Soldado de Invierno, es decir al pragmatismo de la figura del malo, aquél que no actúa y que en su lugar habla para perder el tiempo y darle oportunidades al bueno de salir vencedor. Esquema clásico.

Lo sencillo hubiera sido perder el oído en alguna de las explosiones filmadas, verse abrumado por el acribillamiento de expectativas o recuerdos nostálgicos de una primera entrega más que óptima. Sin embargo, lo que el espectador tiene ante sí es una película de superhéroes con acción y entretenimiento a raudales que sale de su asombro cuando vierte el líquido de la deshumanización sobre su figura central y lo vuelca todo en la redención del argumento en favor de la inteligencia del espectador. Un producto valiente que corresponde a una ejemplificación más de la nueva ruta que sigue el género, más realista y a la vez ingeniosa. 

• Desarrollo Argumental: 89
• Guion: 84
• Interpretación: 80
• Ost: 93
• Efectos especiales: 100