Últimamente los superhéroes
inundan la pantalla del cine entre cabriolas y un nutrido y eficaz surtido de
efectos visuales y sonoros que dejan boquiabierto al personal. No obstante y a
pesar de que lo habitual es plegarse ante el criterio voraz de las productoras
y una taquilla destrozada por completo entre la industria Marveliana, que ya
sale a sus dos o tres películas por año, la venidera “saga completa” que
prepara DC, más unas cuantas adaptaciones posteriores que están por venir; lo
cierto es que cada con más tiento los directores encargados de enfundarse las
mallas del guión son claros conocedores de las historietas gráficas. Sólo así se
explica el respeto en la narración y la capacidad de dotar al héroe de una
psicología que dista ya mucho de las películas del mismo perfil pero de hace
una década. Probablemente Christopher Nolan y su revisión del Caballero Oscuro
tenga mucho que ver en esa profundización. “Captain America: The Winter
Soldier” es una entrega más mundana, mucho más humanizadora y con una trama que
acopla a la perfección la línea temporal de los acontecimientos de películas
anteriores, como “The Avengers”. Por lo demás, todo un artificio visual que
sobrecoge por su magnanimidad y se aproxima a merecer la catalogación de mejor
película de Marvel hasta la fecha.
Los acontecimientos que se
cuentan en esta cinta ocurren tras los sucesos acaecidos en Nueva York, tras el
enfrentamiento entre los alienígenas y los Vengadores. Steve Rogers, alias el
Capitán América, vive intentando integrarse en el mundo actual, sin embargo, su
calma se verá alterada cuando se destape una trama oculta dentro de
S.H.I.E.L.D. y es que al parecer desde hace años, dentro del corazón de la
organización hay seguidores de HYDRA que han conseguido tomar el mando en
ciertos departamentos, a la espera de la mejor oportunidad para vencer al
enemigo desde dentro. Momento que ya ha llegado.
La cinta depara gratas sorpresas
como la unión al tándem Viuda Negra-Capitán, de un tercer elemento hacia mitad
de metraje como es el personaje del Halcón. Las escenas de persecución y de
efecto visual son todo un ejemplo de ejecución de este tipo de género, ofrece
una dosis de entretenimiento difícil de superar incluso por películas similares
de la compañía. Es cierto que aunque en un inicio se exalta la figura del
Capitán, su condición sobrehumana y sus capacidades para ser el mejor en lo que
hace; al final acabará sangrando y salvando su vida de milagro. Algo que
humaniza el factor deshumanizado y que acerca más al espectador al producto que
se le propone.
Una vez más, Chris Evans se
enfunda el traje del Capitán en la dualidad de un personaje que tampoco tiene
tanto que ofrecer como para etiquetar su intervención fílmica de brillante.
Digamos que sus músculos salvan el paso. Otra cosa es Samuel L. Jackson, quien
vuelve a interpretar a Fury. Sus gestualizaciones y devaneos entre el intento
de interpretar y de aportar algo al personaje se difuminan en un vacuo ensayo
por querer destacar y quedarse a medio camino de todo. No obstante aun así, los
directores Anthony Russo y Joe Russo se anotan un acierto más, pues hacia el
minuto 20 de película no le volveremos a ver más… o tal vez sí… mejor que lo
descubran por ustedes mismos.
La lógica de una película de
superhéroes queda destrozada por completo cuando al introducir al antagonista
al que da nombre la cinta, el público cae en la cuenta de que se trata del
viejo amigo de correrías durante la Segunda Guerra Mundial del Capitán: Bucky
Barnes, ahora conocido como el Soldado de Invierno. Se echa de menos una
explicación más certera acerca de lo sucedido con Bucky después de caer del
tren en marcha en la primera entrega. Algo que sin duda será objeto de
tratamiento en la tercera entrega que está fechada para 2016.
A pesar de esa falta de
información, el antagonista que la película consigue construir está muy a la
altura del Capitán, tanto es así que Loky y sus alzamientos de bastón se nos quedan
pequeños al lado de la inteligencia y la fortaleza del brazo de hierro del
Soldado. Desde la perspectiva complementaria al elenco, podríamos destacar un
nuevo intento de Scarlett Johansson de merecer una película aparte con el
personaje de la Viuda Negra. Pareciera un insulto que todos hayan tenido su
propio filme y que ella tenga que aparecer siempre “arrimada” a alguno de los
buques insignia de la Marvel. Ya va siendo hora.
Por último, como sorpresa
interesante aunque del todo deslavazada nos encontraremos por el largometraje
con un Robert Redford con pintas de ejecutivo trazando planes malévolos e
interpretando a la contrapartida del Soldado de Invierno, es decir al
pragmatismo de la figura del malo, aquél que no actúa y que en su lugar habla
para perder el tiempo y darle oportunidades al bueno de salir vencedor. Esquema
clásico.
Lo sencillo hubiera sido perder
el oído en alguna de las explosiones filmadas, verse abrumado por el
acribillamiento de expectativas o recuerdos nostálgicos de una primera entrega
más que óptima. Sin embargo, lo que el espectador tiene ante sí es una película
de superhéroes con acción y entretenimiento a raudales que sale de su asombro
cuando vierte el líquido de la deshumanización sobre su figura central y lo
vuelca todo en la redención del argumento en favor de la inteligencia del
espectador. Un producto valiente que corresponde a una ejemplificación más de
la nueva ruta que sigue el género, más realista y a la vez ingeniosa.
• Desarrollo Argumental: 89
• Guion: 84
• Interpretación: 80
• Ost: 93
• Efectos especiales: 100