8/10/2014

Un Thriller psicológico que hornea un desarrollo creíble y avisa de un final previsible

La delgada línea que rebasa lo terrorífico y lo diferencia del horror en el ámbito del cine, ha sufrido varios estragos en la última década. En los tiempos que corren, las grandes productoras se rifan los productos de bajo coste que apelen a la condición humana, dejando atrás la catalogación del cine de terror vislumbrado entre asesinos en serie o sangre salpicando por todas partes, en lugar de la etiqueta de “thriller psicológico”. Cintas de presupuesto minoritario, en algunas ocasiones puntuales un reparto desconocido y una ambientación que lo posee absolutamente todo. Resultado: taquilla de rodillas y alabanzas por una vuelta de tuerca al género más clásico. “Insidious”, “Paranormal Activity”, “Sinister”, son sólo unos pocos ejemplos de la tendencia que este tipo de cine empieza a implementar en las salas. Ahora, “Oculus” es la última muestra de que con poco se puede llegar a hacer mucho. A pesar de un entorno previsible y reiterado en su planteamiento que recurre a “los viajes astrales” para narrar una dualidad temporal que puede despistar al espectador, la trama acaba por comerse el argumento y hace partícipe de la situación al objetivo de toda apelación en le filme. La propia psicología humana.

La cinta narra la historia de una familia que tras mudarse a su nueva casa empieza a experimentar sucesos paranormales causados por un extraño espejo de hace siglos que es considerado el detonante de las muertes de todos aquellos que lo han poseído en algún momento de la historia. Después del asesinato del padre de familia a manos del hijo, éste y su hermana juran destruir aquello que ha causado la muerte de sus padres. Años más tarde, a pesar de que la hermana lo tiene todo escrupulosamente planeado ambos deberán enfrentar una realidad desconocida que se escapa a todo control y que de nuevo pone en riesgo sus vidas.

Desde el apartado de dirección cabe destacar que Mike Flanagan consigue llevar al espectador de la mano por el sendero del thriller sin problemas, aunque haya instantes en que la confusión juegue un papel demasiado protagonista y acapare demasiado la atención. En el 2006, Flanagan, conocedor del género por películas como: “Absentia” o la próxima “Somnia”, ya hubo elaborado el guión de un corto llamado: "Oculus: Chapter 3 - The Man with the Plan”, una historia con mensajes y planteamiento muy similar a la que tenemos ante nosotros. En algunos momentos del filme incluso los diálogos empleados por los actores son iguales a los del cortometraje de 2006. Sin duda se trata de un proyecto que venía años masticándose y el resultado es producto de un gran trabajo durante ese tiempo. 

Es cierto que en el plano interpretativo, ni Karen Gillan (la sorprendente Nébula de los Guardianes más famosos de la Galaxia Marveliana) ni Brenton Thwaites, consiguen en ningún momento demostrar ciertas dotes de sostenibilidad del suspense en sus gestos o miradas, aunque todo sea dicho de paso, al menos Gillan hace el intento, lo de Thwaites mejor ni nombrarlo. En ese planteamiento temporal narrativo entre el pasado, cuando ambos eran niños y el presente, cuando vuelven a intentar deshacerse del espejo, sin duda, los niños centran una interpretación mucho más brillante que la de sus réplicas adultas. Por el camino debieron perder la afluencia a la escuela de interpretación. De otra manera no se entiende. Aunque lo peor de la interpretación en esta película y que juega un papel del todo negativo por ende para la cinta, es la imposibilidad de que el espectador en algún momento de sus 105 minutos se crea la más mínima opción de que los protagonistas acaben con el dichoso espejo, fundamentalmente porque el grado de manipulación espacial, mental y temporal que ejerce sobre ellos implica llegar muy pronto a una conclusión: aquí no habrá final feliz y si lo hay será una decepción. 



Ciertamente no diremos nada acerca del desenlace, pero al decir que la película está a la altura de su pretensión, ya dejamos caer que no decepciona, todo lo contrario, sorprende. Lo máximo que se le puede pedir a estas cintas es que escupan a la cara crítica un desenlace original que obligue a revisar su contenido y a valorarla positivamente en consecuencia. Esta lo consigue.

Otro punto negativo y a mejorar es la banda sonora, The Newton Brothers no acaba de ver las opciones de la película y no consigue recuperar su esencia mediante unas pocas notas que se repiten una y otra vez en cada secuencia, dando la sensación de que la mejor banda sonora de la película son los breves momentos de silencio, aquéllos en que no suenas las notas martilleantes y machaconas de fondo. Hacia el minuto diez de cinta ya habrás oído toda novedad musical que puede aportarte el filme.

No llega a la altura de “The Conjuring”, no juega con el aspecto fantástico de “Insidious”, no es tan plomiza y repetitiva en su estructura como “Paranormal Activity” y sí que alberga un símil muy aproximado, incluso en su desenlace a “Sinister”. Una cinta para sobrecogerse en lo más íntimo de la psicología humana y su reacción ante una fuerza sobrenatural que escapa a su control. Una más de tantas de este nuevo género que se empieza a imponer en el sector. Mientras sigan haciéndolas así o parecidas, poco habrá que chistar. 

• Desarrollo argumental: 84
• Guión: 76
• Interpretación: 79
• OST: 80