8/17/2014

Más espectáculo, más adrenalina, mismos errores, igual desenlace (aunque icónico)

Tras una primera entrega introductoria en la construcción del personaje y a modo de “zigzag” para evitar los errores de la trilogía anterior de Raimi, llega esta segunda parte de un remozado en juventud y dicharachero “The Amazing Spider-Man”. La propuesta es convincente. Un guión que no tiene que recuperar viejas historias y que ofrece espectáculo desde el comienzo hasta su icónico final. Un desarrollo que recae en la misma estética que su predecesora, inundándolo todo de salpicaduras de luces de neón, colores vivaces y una palabrería entre lo cómico y lo audaz que está lejos de inculcar en el espectador el gusanillo del interés. No obstante, hay dos elementos que terminan por tumbar un resultado que se preveía como espectacular: la convicción de que a pesar de segundos intentos, se cometen los mismos errores hace bueno el dicho del tropiezo sobre la misma piedra. De nuevo, demasiados antagonistas en una película que no concentra tanto metraje en cada uno de ellos y que por tanto ayuda al despiste definitivo. Por otro lado, el género se va de las manos cuando el peso de la relación amorosa se apodera de la cinta y desviste hasta al propio Spider-Man en su intento por recuperar entre cabriolas la atención de los asistentes. Por lo demás, mejor que su predecesora, todo un artificio visual y épico, sobre todo en el apartado sonoro.

Tras los acontecimientos en la secuela, Peter Parker compagina su vida como estudiante y novio de Gwen con la de justiciero conocido como Spider-Man, evitando que el mal se propague por las calles de Nueva York. Toda aparente tranquilidad se verá perturbada cuando entren en escena dos nuevos personajes: Electro y un viejo amigo de la infancia, Harry Osborn.

La fórmula empleada por Webb para apostar al caballo ganador resulta placentera en su proposición pero macabra en su resultado. Tratar de juntar en escena a Andrew Garfield, Emma Stone, Jamie Foxx y Dane DeHaan (especialmente sorprendente), es todo un acierto. La química entre los personajes, su evolución, la psicología que los conmueve y los empuja a tomar ciertas decisiones es un seguro con el que el director ha acertado de pleno. No obstante, cuando uno cae en la recurrencia de errores pasados y retoma la alternativa de la cantidad en detrimento de la calidad como mejora, acaba fracasando.

Parece que Electro era un personaje lo suficientemente poderoso para el hombre araña, sin embargo, Dane DeHaan ocupa a última hora el puesto de una Mary Jane que se cayó sin pena ni gloria tras pasar por los recortes de edición y postproducción, para hacer ver al público que convertirse en Duende Verde es tan fácil como parece en la cinta. No tiene sentido, menos cuando se pretende filmar una película sobre “Los Seis Siniestros” explicando su origen y el por qué se convirtieron en lo que son. (Ni hablar de Rhino, que aparece más en los tráilers que en la película). Rompe moldes y se separa de su trilogía predecesora, de acuerdo. No obstante, el precio que paga por el camino en ciertos momentos es el de la indiferencia. Tan sólo esos arrebatos de blockbuster viendo a Spider-Man sacudir a sus enemigos entre telarañas parecen despertar de la butaca, a sabiendas de que aún queda cinta por delante, pase lo que pase aún queda cinta. Al fin y al cabo, 142 minutos de película hacen que en algún momento te plantees dos preguntas "¿queda mucho para acabar? ¿De verdad era necesario tanto metraje?"



Es cierto que el final está a la altura de la entrada. No revelaremos nada al respecto aunque podemos adelantar que la escena fue uno de los momentos de mayor controversia y rechazo por los fans del mundo de la historieta gráfica cuando salió publicado. La propia Emma Stone dejó claro en una entrevista que el verdadero seguidor del cómic, antes de esa escena final al ver su vestuario, ya sabrá lo que va a pasar. Más pistas no podemos dar.

Dane DeHaan destaca en un elenco que se mueve con comodidad cuando comparten plano en la secuencia. La correspondencia interpretativa se conforma aquí como un arma arrojadiza que el espectador sí está dispuesto a digerir.

Sin embargo, existen dos apartados complementario que destrozan la cinta desde dentro. Por un lado, un intento de la banda sonora de acudir a la vertiente más épica de “The Avengers” o “Captain America” en su notas, algo que no casa con un héroe que al ponerse la máscara no deja de hacer unos chascarrillos que el público espera, dado que es Spider-Man, de ningún otro modo lo sería. Lo es en el cómic, ha de serlo en la gran pantalla. Otro factor a pulir en un futuro será la presencia de dramedia en el conjunto. Probablemente Webb haya querido allanar el terreno durante el metraje hasta un cénit sorpresivo de ese drama en el final. Sin embargo, con el personaje de Mary Jane en el horizonte existen severas opciones de que vuelva a intentarlo.

En conclusión, “The Amazing Spider-Man 2” es una película mucho mejor que su antecesora por cuanto ya no tiene la necesidad de contar cosas que se han contado muchas veces con anterioridad, una cinta que en su intento de evitar errores del pasado acaba recurriendo a ellos en forma de abundancia y cantidad por encima de una calidad, que como siempre protagonizan de forma sublime y acaparadora, unos efectos especiales y sonoros más que a la altura. Entretenida y atrapante en su estética pero aún estamos a la espera de la mejor cinta de Spider-Man, y ya van unas cuantas…

• Desarrollo Argumental: 80
• Guion: 75
• Interpretación: 84
• Ost: 78
• Efectos especiales: 100