Una historia como tantas otras
veces contada en el celuloide, un halo de misterio edulcorado de escenas donde
el único predominio lo ostenta la oscuridad y las interpretaciones geniales de
gran parte de su elenco protagonista; estas son las bazas imperantes de “Prisoners”,
un thriller que no escatima en esfuerzos para empujar al espectador a
experimentar las mismas angustias y esperanzas de sus personajes en una
búsqueda de pérdida intrigante, lo que induce con cierta facilidad a convertir
al público en algo más que una pieza inmóvil en la butaca.
La cinta nos ubica en el día de
acción de gracias, dos familias vecinas deciden reunirse para fecha tan señalada,
no obstante, ninguno de los allí presentes le presta la menor atención a lo que
está a punto de suceder. Las dos niñas de ambas familias, Anna y Joy,
desaparecerán, comenzando de este modo una carrera a contrarreloj para tratar
de averiguar el paradero de las pequeñas antes de que el tiempo o algo peor
caiga sobre ellas.
Un goteo de pistas señalará desde el comienzo del metraje a
una caravana y con ella a su conductor en un giro del guion que no dejará de
sorprender hasta llevar al espectador a un final perfectamente construido, con
la aparición de nuevos personajes que complicarán la trama pero la aderezarán
de un sentido necesario para comprender el camino que se quiere tomar desde la
dirección de Denis Villeneuve.
En el papel de Keller Dover,
padre de familia eminentemente religioso, encontramos a Hugh Jackman, en una
interpretación sombría que le aporta al filme la sobriedad justa. Lejos del
esqueleto de adamantium de Wolverine y de gestualidades innecesarias, la fachada
de tipo robusto y duro es la perfecta coartada cuando el personaje se ve
obligado a tomar la decisión de hasta qué punto deberá llegar para encontrar a
su hija.
Para tal fin, contará con la ayuda del inspector asignado al caso,
interpretado por Jake Gyllenhaal, que repite con el director tras su
experiencia en “Enemy” y que refleja a la perfección las dotes sagaces y
profundamente investigadoras del detective. Un personaje solitario, de pocas
palabras, que nunca ha perdido un solo caso con anterioridad y con un tic en
los ojos que muy pronto traspasará la pantalla.
Resulta común que en los filmes
de esta temática, el tiempo convierta en tedio gran parte de la cinta, sin
embargo, las escenas se convierten en hipnóticas y el público rápidamente se
hace un cómplice más en la búsqueda de las niñas.
Entre los aspectos más negativos
de la película tal vez se encuentren la excesiva presencia de simbología
religiosa o incluso, el papel semidesdeñado de Maria Bello, esposa de Jackman
en la ficción, que se pasa el filme en la cama entre sábanas y llorando la
pérdida de su hija, lo que contribuye a dar más valor al paso adelante que
decide dar su marido. En los padres de la otra niña desaparecida, encontramos a
Viola Davis y Terrence Howard, este último bastante acertado. En los papeles
más oscuros, la representatividad confundida y aletargada de los personajes de Paul
Dano y David Dastmalchian dotan a la cinta del desasosiego correcto. Bocanadas
de aire diferentes que hacen que el espectador permanezca a la espera.
Entre los aspectos estéticos y de
grabación, cabe destacar la escena en el interior del vehículo del inspector en
la que Gyllenhaal duda de la inocencia del personaje interpretado por Jackman
ante la desaparición del presunto raptor de su hija pequeña, sospechando que
tal vez él tenga algo que ver en ello. Una escena que sólo se puede entender si
se observa en versión original. Simplemente brillante.
La cinta tiene escenas duras pero
allá donde la violencia aparenta ser el compañero de viaje, ésta cambia de muda
para ponerse el traje de miedo y angustia ante el secuestro de una hija,
siempre presente en el filme.
Una cinta con algo más que una
historia, un relato muy bien narrado, unos acontecimientos medidos al
milímetro, unas interpretaciones que, elogiar como creíbles sería hacer de
menos el esfuerzo de su elenco, todo ello al servicio de un final atinado y
para nada esperado, pues la cinta, eso sí, recurre al esquema clásico de culpar
al que menos se espera el espectador. Solo una recomendación, afinen el oído en
la última escena.
• Desarrollo Argumental: 80
• Guion: 80
• Interpretación: 92
• Ost: 69