7/14/2014

Un "Cyber-thriller" sobre autoayuda de sanación y con un Johnny Depp, como de costumbre, indiferente

Transcendence” es una película que juega con el espectador. Lo zarandea y golpea cuantas veces se le antoja, llevándole por la sinuosidad del antojo, sugiriendo propuestas atractivas alrededor del imaginario geek y fluctuando consigo un planteamiento de controversia ética y moral eficaz. Todo para acabar transmitiendo la idea de que no hay mejor transcendencia que la que sufre la propia imaginación durante los 120 minutos de cinta. Todo en ella es difícilmente soportable. Comenzando por un Johnny Depp que no se aguanta en hacer un papel serio y tiene que convertir cada rol que interpreta en su propio Jack Sparrow, sea con sombrero de pirata o con cables clavados en la cabeza; continuando por Morgan Freeman, mero espectador en una función a la que como de costumbre desde hace ya un lustro acude con la desgana de aparecer, formular sus frases e irse con lo justo. Para alguien que ofreció tanto, es normal que impacte tan poco. Tal vez, lo único salvable de la cinta sea su fascinación visual y fotográfica y el arrojo en escena de Rebecca Hall. Por lo demás, nuestra mente ya encontrará el camino de divertirse entre tanto tedio, transcendiendo más allá de la pantalla.

Will Caster es el investigador más importante del mundo en lo que a Inteligencia Artificial se refiere. Desde hace unos años, junto con Evelyn, su compañera laboral y sentimental, está trabajando en la posibilidad de crear una máquina que combine inteligencia con emoción, una especie de Dios artificial. No obstante, ante la inminente creación de un avance tan importante como precavido, diferentes sectores de extremistas anti-tecnológicos han convertido su invento y al propio Caster en el centro de la diana. Cuando en medio de una conferencia acerca de su avance, Will sea tiroteado, Evelyn tomará la difícil decisión de implantar el invento en el organismo de Will. Como toda IA, una vez que Will consigue hacerse con el control deseará más y más poder, algo que empieza a establecer dudas entre sus allegados de que tal vez quien se encuentra detrás de su imagen no es Will, sino una máquina con el ansia de querer llegar a controlarlo absolutamente todo y de no encontrar barreras a su conocimiento.

El planteamiento inicial de la película resulta eficaz, cuando de forma impactante se relata el suceso de un ataque global contra diversos laboratorios de progreso tecnológico. Algo que halla su colofón en el ataque al personaje que interpreta Depp. En primer lugar, debemos comenzar realizando una crítica al argumento del filme. La posibilidad de que un grupo de personas haya escrito un guión de una cinta intentando recoger, de alguna manera, la temeridad humana de llevar la tecnología a un punto exacerbado y construir un Dios artificial a través de ella, es sencillamente seductora al igual que plomiza y peligrosa. 

Es inevitable pensar en aquellos guionistas sentados en una mesa añadiendo notas al margen a medida que redactaban su contenido, dejándose llevar por el número de dispositivos de última generación que habría sobre la mesa y un tanto desquiciado sentido de lo pretencioso. Cuando uno de ellos propuso el nombre de Depp para el rol principal, fue cuando el visionario alzó la voz diciendo "¡tenemos peli!", sin embargo, ese fue el detonante de un trabajo mal hecho.

En una película que se vende como producto de ciencia ficción o de suspense, incluso (en el afán de coronar su pretenciosidad) en el nuevo género apostillado por el filme de thriller cibernético o “Cyber-Thriller” (dejémoslo estar), resulta pecaminoso encaminarse a la sala de cine esperando cualquiera de estos elementos, puesto que lo que el espectador se va a encontrar son tres acicates del aburrimiento: Interpretaciones pésimas, credibilidad en horas bajas debido a un argumento inverosímil y lo que es peor, la falsedad de una temática que no responde a su origen de venta pues se aproxima más al género fantástico que a cualquiera que se empeñasen en crear. Una especie de vuelta de tuerca de más a una de semi-extraterrestres con aditivos cibernéticos. 



Así pues, aunque el filme coquetea con la naturaleza más pura de “Her”, no le llega ni a la suela y aun cuando te dejas imbuir por el aparato esplendoroso de su espectacularidad visual (eso es innegable), entre Depp y los giros improvisados que hacen que la película se convierta en un canto a la sanación universal mediante nanotecnología, acabas fuera de todo planteamiento. Al fin y al cabo, tantas ganas de reengancharse tampoco hay, pues aun cuando el espectador imagina que alguna que otra escena de acción salpicará la pantalla; cierto, las habrá, pero como en el resto de metraje, un cúmulo de productos vacuos y sin alma en su realización.

Del apartado interpretativo poco que apostillar. Rebecca Hall destaca en el mar de incertidumbres que construyen Depp y Freeman solitos. Entre uno que tiene que dotar a todo personaje de un estereotipo que no viene a cuento y que le obliga desde a arrastrar las palabras sin necesidad a hacer guiños al pirata del acribe más urbanita y de tupe cuidadosamente enfocado, a otro que hace tiempo que se dedica a esto del cine a amasar planos en filmes poco exigentes. Un actor que de marcar época ha pasado a tacharla a cada paso. Por el camino, protagonismo para el elegante talento británico de Paul Bettany, a quien tal elegancia hace que un poco de sangre en la frente quede hasta raro y una Kate Mara que todavía está esperando su mejor papel en Hollywood.

Seguramente, entre los más geeks y seguidores de las últimas tecnologías, en plena fase incipiente de un futuro próximo lleno de coches voladores y una domótica que removerá conciencias y hará la vida humana una existencia de servidumbre placentera máxima, quedarán anonadados con la propuesta. No obstante, estamos ante un claro ejemplo de supervivencia humana frente a la máquina, una incuestionable supremacía de la inteligencia humana frente a la Inteligencia Artificial que plantea el filme. Muy buena fotografía, por cierto.

• Desarrollo argumental: 70
• Guión: 60
• Interpretación: 60
• OST: 50
• Efectos Especiales: 81