2/07/2014

Un blockbuster para los cinéfilos del cómic

Con la naturaleza propia del blockbuster y una mirada cuidadosa al argumento heroico tan manido y ya saturado en las salas de cine, nace “Captain America: The First Avenger”. La promesa de los aditivos habituales y las rutinas comunes se difuminan tras los primeros treinta minutos, que por sí solos bastan para caer rápidamente en la cuenta de que entre todos los filmes de la serie Avengers de Marvel ninguno aporta a la vez tanto dinamismo, frescura en la narración y un camino visual de construcción del héroe relatado a la perfección. Sin prisas, pero sin pausas. Por momentos el filme se corrompe y se pierde en la banalidad, lógica en este tipo de cintas, pero sabe mantener el tipo y aguanta firme ante sus pocos devaneos.

En lo que se considera la primera fase de The Avengers de Marvel en su adaptación cinematográfica, Captain America llega un tanto más tarde que el resto de sus compañeros de reparto. Iron Man, trajo consigo el inicio de la aventura a las salas allá por 2008 (para aparentemente no abandonarnos nunca), Thor consagró los efectos especiales y el universo mágico puesto al servicio de la figura de un Dios, mientras que los intentos por llevar al cine al gigante verde Hulk, fueron del todo intrascendentes en taquilla y solo pequeños retales pueden destacar alguna secuencia de las cintas de Ang Lee o de Louis Leterrier.

Los primeros instantes en todas aquéllas cintas predecesoras aportan lo normal en la estructura de las películas de héroes que dan el salto del cómic a la gran pantalla. Iron Man precisa del ritmo y de la personalidad de Robert Downey Jr. para justificar ante el espectador la construcción de una primera armadura prototipo; Thor confía en la recreación de todo un mundo, el de Asgard, extremadamente iluminado, para resaltar la belleza de ser al mismo tiempo un Dios y el heredero al trono de un reino. De Hulk mejor ni hablar. En lo referente a Captain America, la primera parte de metraje resulta la mejor de todas, sin punto de comparación. La más humana, cercana y por ello mejor primera parte de todas.

La acción nos ubica en la época de la segunda guerra mundial, un intento de empezar por contar una historia real e introducir dentro de ella el atractivo de un héroe y no al revés. El encargado de encarnar al afamado capitán es Chris Evans, un intérprete que no pasará a la historia cinematográfica por sus actuaciones, algo que el filme conoce sobremanera y por ello no se recrea en su imagen y sí en el relato y los escenarios. La primera hora de metraje descansa su esplendor en la edificación de Steve Rogers, un hombre que a pesar de su predilección por ayudar al país durante la guerra, no es admitido a filas por su complexión famélica. La narración se construye poco a poco a base de golpes de ingenio y aunque por momentos parece que el espectador estuviera viendo una película de serie B, el entretenimiento no desaparece y la diversión continúa. Las palomitas quedan de lado y la pantalla centra la atención del espectador.



El resto del reparto aprueba sobre la marcha. Hugo Weaving vuelve a repetir en el papel de antagonista, en este caso el de Red Skull, que le va que ni pintado, aunque un tanto pasado de rosca en este caso. Completan el elenco la chica, Peggy Carter, personificada en Hayley Atwell, y el general al que da vida un Tommy Lee Jones que aporta la dosis de humor por unos momentos necesaria y en otros tantos, del todo prescindible. Nada destacable.

El director del filme, Joe Johnston, vuelve a demostrar su capacidad para contar. Una historia manida y tradicional en su género a la que aporta el componente de comprensión y divertimento sin olvidar la emotividad, parámetros que el espectador habrá podido ver con anterioridad en los filmes “Hidalgo”, “The Wolfman” o, la siempre magnífica, “Jumanji”, cintas que evocan una temática sin brillo pero que al frotarlas por fuera parecieran albergar siempre algo sorprendente en su interior. Un director con mucho oficio.

Otro aspecto importante de la cinta es su fotografía, muy cuidada y una Banda Sonora con tintes épicos a cargo de Alan Silvestri, y que se convierte en la perfecta compañera de camino entre notas emotivas y edulcoradas que saben ofrecer el matiz adecuado en cada escena. No es de extrañar que Silvestri repitiera en The Avengers.

Para los cinéfilos amantes de la acción y la diversión que no pueden sino dejar de ver una cinta de absoluto entretenimiento, “Captain America: The First Avenger” es una apuesta del todo segura. Un filme realista, constructor de relato, con un héroe dentro de la historia como resultado del resto, no a la inversa y que traslada al espectador secuencias aceleradoras como la del tren, que permanecerán con facilidad en la retina y una atmósfera de fama del personaje extraída con esmero de su naturaleza gráfica original.